Por lo visto, este hotelito tan cuco se eleva sobre un antiguo embarcadero solitario y está decorado con un montón de referencias marineras, como brújulas, ojos de buey y cartas marinas.
Solo tiene cuatro habitaciones y cada una de ellas es única, sin ningún tipo de servicio que te pueda conectar con el mierdero mundo real (no hay teléfono ni televisor).
La habitación número 2 cuenta además con una terraza que prácticamente está metida en el mar.
Tiene que ser increíble estar sentado en la terraza en mitad de la nada contemplando el mar. Sin pensar en nada, sin preocupación alguna, alejado del mundanal ruido. Existiendo sin más. O dormir por la noche escuchando las olas romper bajo tu ventana y sintiendo la brisa marina.
Pensaba llevar a este lugar a una persona que era muy especial para mi... pero la cosa tendrá que esperar a más adelante. ¡Lo que está claro es que yo no me pierdo estar en el fin del mundo por nada del mismo!
Sólo diré : ¬_¬ ...
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