29 marzo 2012

De paseo con Teo


La soleada tarde de hoy la he dedicado a dar un agradable paseo con mi gran amigo Teo. Como el centro estaba imposible por la huelga y los transportes iban con mucho retraso, hemos dado una larga vuelta por el Parque del Manzanares, partiendo desde Príncipe Pio hasta Pirámides, para luego cruzar el puente y llegar hasta el Parque de San Isidro y recorrer por último el Parque de la Cuña Verde. Mientras nos tomábamos un refrigerio (Antón se decantó por un Limonísimo, helado que jamás vi. Yo por unos aburridos Donetes y un Nestea), en nuestra aventura hemos descubierto (Antón con bastante más dicha que yo) a los primeros vencejos pálidos de la primavera/verano que revoloteaban alegremente con los últimos rayos de sol. También pudimos ver en la otra orilla un pequeño altercado de la policia con los hinchas del Atlético (se ve que había partido), a los que dispararon un poquito para calmar los ánimos.

Sistema de enriquecimiento ambiental para los pequeños monitos de la zona.
Antón posó para que los padres no pudiesen denunciarme.

Mucho coraje nos ha dado ver los juguetes de los parques de hoy en día, que dejan mucho que desear. Consistentes en unos cuantos palos y cuerdas (como podría verse en cualquier instalación zoológica dedicada a albergar papiones, por ejemplo), mucho distan de aquellos armatostes antiguos de hierro  (en forma de flor o de semicírculo) con los que se divertían nuestras generaciones, en los que el juego tenía mucha más emoción, ya que un descuido podía suponer que te abrieses la cabeza en dos.

En cualquier caso, ha sido sido una tarde divertida, agradable y en la mejor compañía. Gracias, Antón.

19 marzo 2012

Dia 2: conservación


De nuevo a las 9:30, el domingo 18 ya estábamos preparados para una nueva e intensa sesión de charlas, esta vez relativas a la conservación de los primates. De los dos días, y pese a que las charlas del sábado fueron muy interesantes, este fue el que más disfrute, ya que era más "mi tema" y me identifiqué mucho con dos de las ponentes que nos hablaron sobre el trabajo que desempeñaban en santuarios de chimpancés en Sierra Leona y en Congo. Con mucha envidia sana, escuché atentamente las tareas que realizaban en plena selva con los primates y con la población local.

Como ya nos dijeron en Conservación de la fauna, es muy importante trabajar con la gente de allí, a la que la creación de una reserva le suponga problemas relativos a la imposibilidad de seguir explotando los recursos de la selva. Es imprescindible contar con el apoyo del gobierno del país y de la población, concienciándola del valor de la zona en la que viven y de la necesidad de su conservación, tal como hacen Rosa Garriga, coordinadora y veterinaria del santuario de chimpancés de Tacugama, en Sierra Leona, y Laia Dotras, responsable de Educación e Investigación del Instituto Jane Goodall España. Ellas han desarrollado programas de educación ambiental e integración social para los africanos que viven próximos al bosque, así como métodos alternativos de subsistencia para evitar la caza furtiva, como el cultivo de vegetales y la cría de ganado a pequeña escala, entre muchas otras cosas.

Juan Carlos Gómez, otro de los grandes profesionales españoles en Primatología, nos ofreció una charla muy interesante sobre la comunicación, la expresión y la intencionalidad en primates. Curiosamente, es profesor de Psicología en la Universidad de Saint Andrews e investigador en el centro de Aprendizaje Social y de Evolución Cognitiva, también de allí.

La práctica del domingo, aunque de carácter teórico, me vino muy bien para ponerme un poco al día sobre la taxonomía de los primates. Vimos los distintos grupos de prosimios, monos y grandes simios, así como su distribución y sus características principales.

Tras la comida, en la que pasamos un poco de frío al comer al aire libre, las charlas siguieron hasta las 8, hora a la cual se dio por finalizado el curso y se nos entregó el certificado. A la salida pudimos comprar algunos recuerdos, tanto de Rainfer como de Uganda, traídos estos últimos por Laia desde las manos de las mujeres africanas que participan allí en talleres de manualidades.

En conclusión, he disfrutado mucho con el curso y he aprendido bastante. Además me ha servido para ir conociendo los distintos campos de la Primatología y el tipo de investigaciones que se llevan a cabo en ellos. Me ha gustado ver que hay españoles primatólogos con gran reconocimiento y prestigio, que hay futuro en este campo y queda mucho por hacer. La única pega es que, en mi opinión, todas las charlas se centraron principalmente en chimpancés, y eché un poco de menos que me contasen algo sobre gorilas... Pero, sin duda, si tengo oportunidad el año que viene, volveré.

Me llevo conmigo un mogollón de apuntes, una buena lista de bibliografía y de centros de voluntariado y un montón de ganas de empezar cuanto antes en este mundillo.

Una de las cosas que más ilusión me hizo: mi tarjetita acreditativa.

PD: en la última charla, sobre el Instituto Jane Goodall, nos informaron de que en torno al 5 de Mayo habrá un simposio internacional de Primatología en Barcelona al que asistirá Jane, entre otros... Espero no perdérmelo.

Día 1: cognición


A las 9:30 de la mañana del 17 de Marzo, llegábamos por fin a Rainfer. Tras la recepción y la entrega del material del curso, nos esperaban unas 10 horas de interesantes charlas y prácticas sobre la cognición de primates, impartidas tanto por gente cualificada del centro, como Guillermo Bustelo, director de Rainfer, así como por grandes profesionales en el campo de la Primatología actual, como Josep Call, director del centro de investigación Wolfgang Kohler y científico sénior del instituto de Antropología Evolutiva en Leizpig.

La temática de las charlas fue variada, dentro del ámbito de la Psicología de los primates, para mi sorpresa un campo aparentemente más relacionado con la carrera de Psicología que con Biología, lo cual explicó el gran número de asistentes psicólogos al curso, frente a los poquitos biólogos que éramos. Se trataron temas como la existencia de moral en los primates no humanos, la teoría de la mente, la comunicación en primates y el origen del lenguaje y la toma de perspectiva en los grandes simios.

La práctica que escogí fue la de enriquecimiento ambiental. Acompañados por una monitora, visitamos parte del centro y pudimos conocer a algunos de los primates que allí residen, a los que les lanzamos pelotas y tapers llenos de cereales que luego ellos se entretenían en sacar. Me sorprendió ver lo bien que se han recuperado y la vitalidad que conservan estos animales, teniendo en cuenta todo el sufrimiento que les han hecho pasar. Por desgracia, nunca podrán ser reintroducidos en su hábitat natural, debido a los profundos traumas psicológicos que presentan muchos de ellos. Al menos, gracias a personas dedicadas como Guillermo, tienen una segunda oportunidad para vivir tranquilamente y en buenas condiciones.

Durante la comida, los responsables del centro nos montaron unas cuantas mesas y sillas para los que queríamos comer allí, mientras que otros se fueron a comer al pueblo. Todos juntos en comuna, como si de un gran grupo de chimpancés se tratara, estuvimos intercambiando opiniones sobre las distintas charlas, cada uno barriendo para su casa, aunque con una clara prevalencia de argumentos psicológicos frente a los biológicos. Conocí a África, una chica muy simpática de Psicología en la UAM que, coincidencias de la vida, termina este año la carrera y ha pedido la beca de La Caixa para hacer el máster en Primatología en Barcelona. Espero que dentro de unos meses nos veamos las dos por allí.
Ya que la realización del curso ofrecía la concesión de créditos de libre elección, gente de otras carreras también había, como Luis, de Trabajo social, o Lorena, de Podología, quién nos informó sobre los zapatos más óptimos para nuestros pies, así como de mogollón de patologías asociadas al calzado que yo desconocía. A partir de ahora llevar tacones ya no será lo mismo.

Tras el deseado momento de la comida (estábamos todos muertos de hambre), las charlas continuaron hasta bien entradas las 9 de la noche, ya que, como todos los ponentes tenían un montón de cosas que contar, íbamos con bastante retraso. No obstante mereció mucho la pena, y además no tuve problema para volver a Madrid gracias a Carlos (curiosamente biólogo por la UCM hace ya muchos años, alumno de Tellería y Benjamín entre otros y compañero de clase de Tito), que se ofreció muy amable a acercarme.

Al llegar a casa poco pude hacer, aparte de cenar y acostarme, ya que a la mañana siguiente tocaba madrugar de nuevo para disfrutar del segundo y último día de curso.

16 marzo 2012

V Curso de Primatología

Mañana comienza el V Curso de Primatología impartido por el centro de recuperación de primates RAINFER. Esta vez se tratarán aspectos relativos a la cognición y la conservación de los primates. El curso tiene una duración de dos días (sábado y domingo) y está compuesto por una parte teórica y otra práctica. Además, al finalizar el curso te entregan un certificado y dos créditos de libre elección. Para los universitarios tiene un precio de 95 euros, que creo que está bastante bien para todo lo que oferta.
Veremos qué tal se da mañana...

03 marzo 2012

La dura realidad

La siguiente foto fue tomada por el fotógrafo Kevin Carter en 1993. El sudanés Kong Nyong, por aquel entonces un niño famélico, se encontraba defecando a las afueras de su poblado y un buitre estaba al acecho. Carter, que observó la escena, lo fotografió. Esperó para tomar una foto mejor: con el buitre abriendo sus alas, pero no lo consiguió.

Poco después, The New York Times publicó la foto y él ganó el premio Pulitzer en mayo de 1994. Al recogerlo, el fotógrafo afirmó: «es la foto más importante de mi carrera, pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla, la odio. Todavía estoy arrepentido de no haber ayudado a la niña». La opinión pública entendió la foto como una alegoría de lo que sucedía en Sudán: Kong era el problema del hambre y la pobreza, el buitre era el capitalismo y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad. La crítica se cernió contra él e intentó justificarse, alegando que el niño hacía sus necesidades, que la tribu se encontraba a unos 20 metros de ella y que el animal esperaba su ración de comida. Kong Nyong murió 4 años después debido a unas fiebres.

Dos meses después, agobiado por la presión de las críticas, Carter se fue a la orilla del río donde había jugado cuando era niño, enchufó una manguera al tubo de escape de su coche, lo introdujo por la ventanilla e inhaló, mientras escuchaba música, todo el monóxido de carbono que pudo hasta acabar con su vida.


Yo me pregunto si a Kevin Carter le criticaron tanto por no ayudar a la niña, o más bien por mostrar al mundo la cruda realidad. El ser humano es tan egoísta, que a menudo prefiere vivir ajeno a las desgracias que hay en el mundo, porque, al fin y al cabo, "ojos que no ven, corazón que no siente". Y así, mientras un niño africano se muere literalmente de hambre, abrimos la Cosmopolitan o la Woman y ojeamos bolsos y zapatos de miles de euros. ¿Hasta qué punto está degenerando nuestra sociedad, como para permitir que la gente se gaste ingentes cantidades de dinero en un complemento cuando otros no tienen nada que llevarse a la boca?