La soleada tarde de hoy la he dedicado a dar un agradable paseo con mi gran amigo Teo. Como el centro estaba imposible por la huelga y los transportes iban con mucho retraso, hemos dado una larga vuelta por el Parque del Manzanares, partiendo desde Príncipe Pio hasta Pirámides, para luego cruzar el puente y llegar hasta el Parque de San Isidro y recorrer por último el Parque de la Cuña Verde. Mientras nos tomábamos un refrigerio (Antón se decantó por un Limonísimo, helado que jamás vi. Yo por unos aburridos Donetes y un Nestea), en nuestra aventura hemos descubierto (Antón con bastante más dicha que yo) a los primeros vencejos pálidos de la primavera/verano que revoloteaban alegremente con los últimos rayos de sol. También pudimos ver en la otra orilla un pequeño altercado de la policia con los hinchas del Atlético (se ve que había partido), a los que dispararon un poquito para calmar los ánimos.
Sistema de enriquecimiento ambiental para los pequeños monitos de la zona. Antón posó para que los padres no pudiesen denunciarme. |
Mucho coraje nos ha dado ver los juguetes de los parques de hoy en día, que dejan mucho que desear. Consistentes en unos cuantos palos y cuerdas (como podría verse en cualquier instalación zoológica dedicada a albergar papiones, por ejemplo), mucho distan de aquellos armatostes antiguos de hierro (en forma de flor o de semicírculo) con los que se divertían nuestras generaciones, en los que el juego tenía mucha más emoción, ya que un descuido podía suponer que te abrieses la cabeza en dos.
En cualquier caso, ha sido sido una tarde divertida, agradable y en la mejor compañía. Gracias, Antón.
Suscribo lo dicho :-)
ResponderEliminar