He llegado a la conclusión, tras muchos minutos al día dedicados a la observación de mis animales, de que mi sapo Bulbasaur es la mascota más adorable que he tenido y que creo tendré. Más que mi amada cobaya Riku y más que mi odiado conejo Oni. Más incluso. Y es que no me puedo resistir a sus torpes andares y sus miradas asesinas. Y ya no digamos cuando decide refrescarse y se da un largo baño en su piscina. O cuando se sienta a esperar su comida con toda su gorda tripa apoyada entre sus manitas de cuatro dedos. Si no tuviese tan mal humor lo cogería y lo colmaría de besos y abrazos.
Hoy le he hecho una nueva casa con media maceta. Y dentro de ella aún es más adorable, si cabe. No es que le proteja demasiado, pero quiero que se acostumbre a mi presencia.
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Bulbasaur en su casita con piscina. |
Jeje; luce mucho mejor ahí que cuando lo vi por primera vez ;-)
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